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Cultivo de Sandía: Desde la Siembra hasta la Cosecha

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El cultivo de sandía está ampliamente extendido por los climas templados y cálidos del mundo y su producción requiere de conocimientos específicos desde la siembra hasta la cosecha para garantizar frutos de alta calidad. La planta de sandía, melón de agua, acendría o patilla, es conocida científicamente como Citrullus lanatus, y se trata de una cucurbitácea originaria de África, cuyo fruto es jugoso, dulce y comestible. Su morfología guarda similitudes con la del melón, presentando una raíz principal capaz de penetrar profundamente en el suelo y tallos rastreros que pueden extenderse hasta 2 o 3 metros de longitud, adornados con vellosidades y zarcillos. El fruto de la planta de sandía, es un pepónide con un alto contenido de agua, muy valorado por su sabor y por sus nutrientes, ya que aporta una variedad de vitaminas y minerales al consumirlo.

A menudo se cuestiona si la sandía debe ser clasificada como fruta u hortaliza, debido a su pertenencia a la familia de las cucurbitáceas, que incluye también al pepino, la calabaza y el melón. Sin embargo, al poseer propiedades dulces y algo ácidas, se la suele considerar una fruta. En España y muchos países de Hispanoamérica, por ejemplo, la sandía es comúnmente considerada y catalogada como una fruta. En este artículo explicamos en profundidad el proceso de cultivo de la sandía para que puedas obtener los mejores frutos.

Características de la Planta de Sandía

La sandía es una planta herbácea anual que debe cultivarse bajo regadío, ya sea en invernaderos o al aire libre. La planta tiene un crecimiento rastrero o trepador si se le proporciona un entutorado adecuado. Se caracteriza por sus tallos largos y herbáceos, hojas pecioladas y lobuladas, y flores unisexuales monoicas.

El desarrollo de la planta comienza con un brote principal hasta completar 5-6 hojas bien formadas. A partir de ese momento, se inician las brotaciones de segundo orden, que nacen en los nudos del tallo principal. De estos nudos nacen, a su vez, ramas de tercer orden que van conformando la planta. Las raíces de la sandía son ramificadas, con una raíz principal que se subdivide en raíces secundarias.

Los tallos son herbáceos, tendidos o rastreros, y trepadores. Son largos, cilíndricos, asurcados longitudinalmente y muy pelosos o peludos. Las hojas son pecioladas y lobuladas, con el haz (cara superior) suave al tacto y el envés (cara inferior) áspero y con nerviaciones muy pronunciadas. Las flores nacen en las axilas de las hojas y pueden ser masculinas o femeninas, siendo estas últimas las que, una vez polinizadas, darán origen al fruto.

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Condiciones Óptimas para el Cultivo de Sandía

La sandía es una planta que requiere condiciones específicas para su óptimo desarrollo y abundantes cosechas. Estas condiciones incluyen:

  • Temperatura: La temperatura óptima para la germinación de las semillas es de 20-25°C. Durante el crecimiento, la planta prefiere temperaturas de 25-28°C, aunque puede tolerar hasta 35°C. En la época de siembra, el suelo debe alcanzar su temperatura óptima para asegurar una germinación rápida y uniforme.
  • Humedad: La humedad ideal para el cultivo de sandía en invernadero o ambiental oscila entre 60 y 75%. Es importante evitar excesos de humedad ambiental, ya que pueden favorecer el desarrollo de enfermedades.
  • Luz: Aunque la sandía no es sensible a las horas de luz o al fotoperiodo, una iluminación intensa sí favorece la floración y la maduración de los frutos. La iluminación muy débil puede provocar ahilamiento en los semilleros, mientras que una iluminación intensa incrementa el número de flores y la precocidad en la maduración de los frutos.
  • Suelo: La sandía prefiere suelos ricos en nutrientes y materia orgánica, que sean profundos con una consistencia media (silíceo-arcillosa) a algo arenosos. No se adapta bien a terrenos pesados (arcillosos), ya que el exceso de agua en estos suelos, debido a riegos abundantes, puede dañar las raíces y limitar el crecimiento vegetativo por exceso de humedad.
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Cómo Sembrar Sandías

Generalmente la siembra de sandías se realiza a finales de invierno o comienzos de primavera en semilleros de invernadero con un sustrato adecuado y completo en macronutrientes (nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, calcio). Se deben sembrar a 3cm de profundidad, 2 semillas en cada maceta o alvéolo ya que conviene prevenir que entre el 4 y el 5% del total de las plantas sembradas puede no germinar. Luego de sembrar siempre es importante tapar con una fina capa de sustrato y regar.

Las plántulas bien desarrolladas (con al menos dos hojas verdaderas) se trasplantan posteriormente a campo abierto cuando las temperaturas son más cálidas, generalmente a principios o mediados de la primavera. En regiones con inviernos cálidos, el trasplante puede hacerse más temprano. En general este proceso va desde diciembre hasta abril para el hemisferio norte.

Cultivo de Sandías al Aire Libre

Para cultivar sandías al aire libre o a campo, es fundamental esperar hasta que hayan pasado las heladas tardías y el suelo haya alcanzado una temperatura adecuada. La sandía es sensible al clima frío por lo que su cultivo al aire libre solo es posible pasada la época fría, generalmente a mediados de la primavera.

Se puede sembrar directamente en el campo “a golpe”, haciendo pequeños hoyos en la tierra con una azada o con la mano y colocando 3-4 semillas en cada uno. Es importante sembrar las semillas a una profundidad de 2-3 cm, tapar con una capa de tierra y compactar ligeramente el suelo para evitar huecos. La profundidad de siembra no debe exceder los 2-3 cm para asegurar una germinación rápida. En caso de sembrar en surcos, se recomienda un espaciamiento de 2 a 3 metros entre las líneas y de 0,75 a 1 metro entre las plantas. La cantidad de semilla por hectárea varía entre 0,5 y 2 kg.

La germinación se inicia en tierra a los 6 días de la siembra, dependiendo de la luminosidad y la disponibilidad de agua. Este tiempo puede retrasarse si la siembra se ha realizado a más profundidad de lo normal y si las temperaturas son bajas.

Cuándo Plantar las Sandías

En el hemisferio norte, la siembra y plantación de sandía se realiza desde diciembre hasta abril en invernadero climatizado, y desde abril en adelante al aire libre. Por ejemplo, para el cultivo de sandía al aire libre en España, la siembra o trasplante debe efectuarse durante abril y mayo.

En el hemisferio sur, la siembra debe hacerse en invernadero entre septiembre y octubre y el trasplante en noviembre. La siembra directa al aire libre, a partir de noviembre. En general, tanto en el hemisferio norte como en el sur, la sandía se siembra a finales de invierno o comienzos de primavera, preferentemente en semilleros de invernadero. Luego, se trasplanta al campo a medida que avanza la primavera, o se traslada a un invernadero más grande. Si se opta por sembrar directamente en el campo, es recomendable hacerlo después de que hayan pasado las heladas tardías, ya entrada la primavera.

Fertilización y Cómo Hacer Engordar las Sandías

La fertilización es crucial para el desarrollo de las sandías. La planta requiere suelos ricos en nutrientes y materia orgánica. Se recomienda el uso de abonos orgánicos como el estiércol, aplicados un mes antes de la siembra. Este tipo de fertilización aporta materia orgánica al suelo y microorganismos beneficiosos que mejoran la estructura y fertilidad del suelo.

Los elementos más importantes para engordar las sandías son el nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio. Además, se necesita una pequeña proporción de microelementos como manganeso, hierro, zinc, boro, molibdeno y cobre. Para un aporte equilibrado de nutrientes también se pueden utilizar fertilizantes como gallinaza, roca fosfórica, harina de hueso y fertilizantes en base de algas.

Durante el desarrollo de los frutos, es importante mantener un equilibrio de fertilizantes en el terreno para evitar que se disminuya la capacidad productora de la planta. La fertilización adecuada asegura que los frutos crezcan de manera uniforme y alcancen un buen tamaño y calidad.

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Otro aspecto fundamental para hacer engordar las sandías es el agua ya que las sandías son en un 95% agua. Conviene mantener las plantas regadas constantemente.

Cuidados y Mantenimiento del Cultivo de Sandía

Riego para el cultivo de sandía

Durante el crecimiento, es importante controlar los aportes de agua (evitar el exceso) para prevenir un excesivo desarrollo vegetativo y asegurar una buena floración y cuajado de frutos. El riego por goteo es una técnica eficaz para proporcionar un suministro constante y controlado de agua, lo que ayuda a prevenir problemas de deshidratación y al mismo tiempo se evitan enfermedades fúngicas por encharcamiento. Solamente durante el crecimiento del fruto es conveniente aumentar progresivamente la oferta de agua ya que en esta etapa la sandía tiene una alta demanda hídrica.

Durante la maduración de los frutos, es importante mantener controlado y de forma constante el riego para evitar que los frutos se agrieten. Un riego adecuado durante todo el ciclo de cultivo asegura una buena producción y calidad de los frutos.

Aclareos

El aclareo es necesario cuando se cultivan sandías a partir de semillas. Si nacen varias plantas en un mismo hoyo, se debe eliminar la más débil, dejando solo la más vigorosa. Este proceso ayuda a asegurar que cada planta tenga suficiente espacio y recursos para crecer adecuadamente. En los semilleros, cuando han nacido más de una semilla, es oportuno mantener ambas plantas nacidas y suprimirlas después del trasplante.

Poda en el cultivo de sandía

La poda se utiliza en el cultivo de sandía para controlar el crecimiento de la planta, reduciendo el número de brotes y eliminando los órganos improductivos. Esto ayuda a concentrar los recursos de la planta en el desarrollo de los frutos, mejorando su tamaño y calidad. La poda también facilita la aireación y la penetración de la luz en el interior de la planta, lo que reduce el riesgo de enfermedades.

Control de Malezas

Eliminar las malas hierbas en el cultivo de sandía es esencial para el cultivo de sandías. Las malezas compiten con las plantas por los nutrientes, luz y el agua, por lo que es importante realizar escardas manuales o utilizar mulch para mantener el suelo libre de hierbas no deseadas. El control efectivo de malezas asegura que las plantas de sandía tengan acceso a los recursos necesarios para su crecimiento y desarrollo.

Control de Plagas y Enfermedades en el Cultivo de Sandía

Las plagas más comunes en el cultivo de sandía incluyen pulgones, trips, araña roja, minador, orugas, mosca blanca y nematodos. Las enfermedades frecuentes son el oídio, mildiu, antracnosis, bacteriosis y diversas virosis como el Virus del mosaico amarillo del calabacín (ZyMV), el Virus del mosaico de la sandía (WMV-1 y WMV-2), el Virus del mosaico del pepino (CMV) y el Virus del mosaico del tabaco (TMV).

Para controlar estas plagas y enfermedades, se recomienda el uso de tratamientos preventivos y la implementación de prácticas orgánicas, como la rotación de cultivos y el uso de insumos permitidos para la producción orgánica o ecológica. Es importante monitorear regularmente las plantas y aplicar los tratamientos necesarios de manera oportuna para evitar la propagación de plagas y enfermedades.

Recolección y Almacenamiento de Sandías

Luego del cultivo de sandía, la recolección depende de la variedad cultivada y las condiciones climáticas. Generalmente, se realiza entre 3 y 4 meses después de la siembra. Los frutos deben cosecharse cuando alcanzan su tamaño óptimo y presentan un sonido hueco al golpearlos suavemente. Las sandías deben almacenarse en un lugar fresco y seco para mantener su frescura y calidad.

En resumen, dominar el cultivo de sandía implica comprender y aplicar técnicas adecuadas desde la siembra hasta la cosecha. Siguiendo estos consejos, podrás disfrutar de sandías jugosas y saludables en cada temporada.

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