En la búsqueda de prácticas agrícolas más sostenibles, la agricultura regenerativa ha emergido como una opción prometedora. Sin embargo, su trayectoria hacia la certificación y regulación, similar a la agricultura orgánica, plantea desafíos sustanciales. En este artículo realizamos un análisis para determinar si la agricultura regenerativa puede seguir los pasos de la agricultura orgánica en términos de certificación, examinando los desafíos que enfrenta para establecer estándares claros, regulaciones efectivas y la confianza por parte del consumidor.
Certificación Orgánica, El Camino a Seguir Para la Agricultura Regenerativa
La agricultura orgánica tiene la potencialidad de marcar el modelo y el camino a seguir para la agricultura regenerativa.Esta situación se debe a que la agricultura orgánica cuenta con un sólido marco legal y normativo en varios países productores a nivel mundial. Este marco se ha construido a lo largo de décadas con la contribución de la comunidad internacional especializada en el tema. La agricultura orgánica cuenta con el respaldo de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM). Esta organización ha establecido bases y criterios claros que han sido fundamentales para que los países productores de este tipo de alimentos desarrollen un marco normativo más o menos estandarizado a nivel mundial.
Además, la producción orgánica cuenta con la posibilidad de ser certificada y respaldada por entidades reguladoras especializadas que determinan el grado de conformidad respecto al cumplimiento de las normativas de cada país. Esta estructura genera confianza en el consumidor al asegurar que las explotaciones agrícolas se adhieren a prácticas sostenibles que son intrínsecas de los productos biológicos, ecológicos u orgánicos. La pregunta clave es si la agricultura regenerativa puede emular este modelo para ofrecer una garantía similar.
Desafíos para la Agricultura Regenerativa
Falta de un Estándar Universal para la Normativa en Agricultura Regenerativa
La ausencia de un estándar universal para la agricultura regenerativa es uno de los mayores desafíos. Mientras que la agricultura orgánica cuenta con pautas claramente definidas, lo regenerativo carece de un marco generalmente aceptado. Esta falta de uniformidad dificulta la comparación y evaluación de las prácticas entre diferentes productores y regiones.
Certificaciones Fragmentadas
La agricultura orgánica cuenta con certificaciones de distintos países que siguen normas estandarizadas, y que en muchos casos, encuentran equivalencias y validaciones a nivel internacional. La agricultura regenerativa, por su parte, presenta certificaciones fragmentadas y específicas de ciertas entidades de menor relevancia internacional. Esto crea confusión y falta de consistencia en la aplicación de prácticas regenerativas, lo que dificulta el reconocimiento y respaldo generalizados.
La agricultura orgánica opera mediante un sistema de certificación internacional respaldado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Este sistema sigue estándares establecidos por IFOAM Organics International, como dijimos anteriormente.
En contraste, la agricultura regenerativa no dispone de un sistema de certificación internacional reconocido. Aunque existen diversas certificaciones para este enfoque, son otorgadas por entidades independientes que pueden tener estándares divergentes, generando confusión y falta de uniformidad en la implementación de prácticas regenerativas.
La carencia de un sistema de certificación reconocido internacionalmente dificulta la aceptación y respaldo generalizado de la agricultura regenerativa. Identificar productos que cumplan con los estándares de este enfoque puede resultar complicado para consumidores y empresas interesados en los productos agrícolas regenerativos.
Medición de Resultados
Asegurar resultados cuantificables en términos de captura de carbono y biodiversidad representa un desafío significativo. La agricultura regenerativa, a diferencia de la orgánica, busca obtener beneficios económicos a través del mercado de carbono, pero la falta de métodos estandarizados para medir y verificar estos resultados dificulta su integración en un sistema certificado. De todas formas, se viene observando actualmente un aumento significativo en el número de empresas emergentes que se dedican a certificar prácticas agrícolas sostenibles con el fin de generar bonos de carbono. Estas empresas se especializan en verificar y validar la reducción efectiva de las emisiones de carbono y la implementación de prácticas que fomentan la captura de carbono.
Necesidad de Apoyo Gubernamental
La agricultura orgánica se benefició del marco legal respaldado por distintos gobiernos del mundo, estableciendo estándares y regulaciones claras. Para que la agricultura regenerativa siga este camino, es crucial el respaldo gubernamental, ya sea a través de la creación de leyes específicas o la implementación de subsidios que incentiven la transición hacia prácticas más sostenibles.
Confianza del Consumidor
Establecer la confianza del consumidor es esencial. La agricultura orgánica ha ganado la confianza del público mediante regulaciones estrictas y penalizaciones por el incumplimiento de las normativas. La agricultura regenerativa debe abordar este desafío para que los consumidores confíen en que se están respaldando prácticas sostenibles al elegir productos regenerativos.
La transición de la agricultura regenerativa hacia un modelo certificado y regulado, similar a la agricultura orgánica, enfrenta desafíos significativos. Sin embargo, abordar los problemas relacionados con la falta de estándares uniformes, las certificaciones fragmentadas y con las mediciones de resultados, será crucial para su éxito. Con un apoyo gubernamental efectivo y un enfoque claro para aumentar la confianza del consumidor, la agricultura regenerativa podría seguir el camino de la agricultura orgánica, ofreciendo prácticas más sostenibles y garantizadas para el beneficio de todos.
