Basura espacial y contaminación en el espacio

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Basura espacial o contaminación espacial, es el término que se emplea para englobar todo objeto artificial que órbita la Tierra sin utilidad alguna. Este concepto nace el 4 de octubre de 1957, luego de que la URSS lance el Sputnik 1, el primer satélite artificial.

LA PROBLEMÁTICA

La Agencia Espacial Europea (ESA) asegura que el problema contaminación en el espacio esta llegando a un punto sin retorno. La órbita de la tierra esta contaminada por mas de 34.000 objetos fabricados por el hombre y no existe regulación internacional que obligue a los operadores a traer sus equipos de vuelta a la Tierra. Estos restos, de distintos tamaños y formas, pueden superar los 27.000 km/h durante su órbita convirtiéndose así en proyectiles muy peligrosos. En septiembre del año 2019, la ESA tuvo que maniobrar para evitar una colisión con un pequeño satélite proveedor de Internet de Space X.

PRIMERA MISIÓN DE LIMPIEZA

Seguir enviando satélites que orbiten la Tierra es fundamental para el estudio del clima, la navegación y decenas de aplicaciones diarias. Por esta razón, La Agencia Espacial Europea ha encargado la primer misión de limpieza de basura espacial a la empresa suiza ClearSpace. Esta misión, llamada ClearSpace-1 esta prevista para 2025 si todo sale según lo planeado. En esta misión se abrazara al satélite inactivo VESPA con brazos roboticos y se lo devolverá a la atmósfera donde se desintegrara.
La sostenibilidad del espacio es fundamental y la llegada de nuevos actores que desean poner en órbita docenas de pequeños satélites no ayuda a reducir este problema.

EN PALABRA DE LOS ESPECIALISTAS

Imagínense lo peligroso que sería navegar en alta mar si todos los barcos perdidos en la historia siguieran flotando sobre el agua”, dijo Jan Wörner, director general de la ESA, en la presentación de la misión. “Esa es la situación actual en órbita, y no se puede permitir que continúe.
Es como el cambio climático, si no se hace nada, nos dirigimos a la catástrofe“, dice Holger Krag, del departamento de Seguridad Espacial de la Agencia Espacial Europea, a cargo de los residuos espaciales.

EL ESPACIO SIN REGLAS NI CONTROLES

Para las personas que no están muy interiorizadas en las regulaciones del espacio, imaginar que hay control y normas a seguir parece lo mas lógico. El hecho es que no, en el espacio se tiene total libertad, no existe ningún regulador y se cree que sera difícil conseguir una normativa internacional como en el trafico aéreo. Lo único que se pueda esperar por el momento es que todos los actores involucrados actúen con responsabilidad y prudencia.
Se estima que hay 2.000 satélites activos y 3.000 inactivos orbitando sobre nosotros. Además de trozos de cohetes y otras piezas que alcanzan el increíble total de 34.000 objetos orbitando la Tierra.
Actualmente, la sala de control principal es la Red de Vigilancia Espacial de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Es un sistema militar que fue creado para proteger a los Estados Unidos, no para rastrear restos de naves y satélites por lo que sus alertas no son del todo confiables.
Hoy en día la ESA tiene una flota de 20 naves espaciales operativas. Por cada uno de estos 20 satélites, estamos recibiendo varios cientos de alertas de colisión cada día. Eso nos mantiene muy ocupados. La mayoría de ellas son falsas alertas porque los datos no son exactos, estamos actuando en base a la probabilidad“. Cada alerta implica realizar una maniobra y perder tiempo, además de una parte del precioso combustible.
El Jefe de Operaciones de la Agencia Espacial Europea cree que la solución pasa por mejorar la precisión con más sistemas de vigilancia. “Los escombros vuelan a 25.000 km/h, por lo que las soluciones necesarias son diferentes de las del tráfico aéreo. El objetivo es reducir el número de maniobras. Tenemos que coordinarnos, y tiene que estar automatizado. No podemos esperar a que la ONU ponga en marcha un sistema central de gestión del tráfico, tiene que haber una solución pragmática entre los operadores“.

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Transbordador espacial
El transbordador espacial Endeavour tuvo un gran impacto en su radiador durante STS-118. El orificio de entrada mide aproximadamente 5,5 mm, y el orificio de salida es el doble de grande.

EN BUSCA DE UNA SOLUCIÓN

Llevarse los escombros de vuelta a casa parecer ser el primer paso. Sin embargo, capturar objetos diminutos que orbitan a semejante velocidad no es tarea fácil.
La comunidad espacial está pensando en nuevas tecnologías como el uso de los campos magnéticos de la Tierra, el láser o los propulsores de plasma.
Los expertos dicen que la contaminación ambiental causada por los componentes de los satélites que vuelven a entrar en la atmósfera es casi insignificante. El único riesgo de contaminación es el combustible (y en general ya no tiene). Aún así, la ESA está trabajando para lograr una mejor gestión de los residuos y reducir los materiales tóxicos en sus naves espaciales.

AGREGANDO CONCIENCIA A LAS MISIONES FUTURAS

Además de seguir buscando la manera de ocuparse de la basura espacial actual, la ESA indica que es muy importante que cada operador sea responsable y comience a traer sus dispositivos de vuelta a la Tierra en misiones futuras. Esto esta contemplado en las recomendaciones de la ONU pero son puramente voluntarias. Como ya indicamos, no existe legislación alguna ni controles que respetar. A día de hoy en el espacio la libertad es casi ilimitada.

 

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